"Pensé que no volvería a ver mi pueblo jamás" | "Fuimos a ayudar a los vecinos y corrimos luego a casa otra vez, también en llamas"
La histórica ola de incendios de la pasada semana en los Pirineos ha pasado una cara factura al paisaje, pero las llamas no pudieron con la barrera levantada por los pocos habitantes que quedan en esos pueblos. Los vecinos las apagaron cuando las tenían ya en la puerta de sus casas. Son los héroes del fuego. Si ellos no hubiesen estado ahí, en los primeros momentos del incendio, muchos de esos núcleos estarían ahora quemados. El fuego habría devorado esos pueblos antes de la llegada de los bomberos. La fuerza de las llamas, avivadas por una extrema sequía jamás vista en las zonas de montaña, no dejó tiempo para la espera de refuerzos. Y eso lo intuyeron enseguida los habitantes de esos apartados núcleos. Sólo había dos opciones: ponerse manos a la obra o dejar que el fuego arrasara con todo.
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