martes, 10 de mayo de 2016

Los incendios forestales en Canarias

Los expertos destacan su valor como agente regenerador, de mantenimiento y regulador de la dominancia de especies 

Cada vez que se acerca el verano, los gobiernos locales suelen presentar las medidas de prevención contra incendios forestales en su territorio, ya que el aumento de la temperatura y el descenso de la humedad favorecen que surja el fuego. Pero ¿hasta qué punto, superada la natural preocupación que despiertan, son tan dañinos estos siniestros?

En muchos casos, se trata de un «proceso natural» del que costó cierto tiempo darse cuenta de la importancia que tenía. «No fue hasta principios de los 60 del siglo pasado cuando los ingenieros empezaron a revertir la idea asentada de lo maligno de los incendios forestales y convencer a autoridades y público en general de la importancia de este proceso natural», explica José Ramón Arévalo, profesor titular de Ecología de la Universidad de La Laguna, que recuerda que la relación del hombre con el fuego, y su máxima expresión, los incendios forestales, se puede decir que es milenaria.

Pese a todo, la vida de ciudad y el crecimiento de las poblaciones urbanas ha hecho que se perdiese contacto con el medio y que la comprensión de los fenómenos naturales dejase de transmitirse de forma oral. Así es que hace dos siglos, los incendios empiezan a considerarse una amenaza para la vida y la ecología. «Lo que sucede es que se pierde esa visión de conjunto y, debido al aumento de las poblaciones humanas, se considera al incendio también un problema y amenaza para el hombre. Como respuesta a ello se desarrollan tecnologías para evitar la propagación de incendios y el control de los mismos», indica Arévalo.

Este cambio que se dio tan rápido provocó un dramático deterioro de muchos ecosistemas, los cuales empezaron a tener problemas de enfermedades, de dominancia de especies, de mantenimiento y regeneración gracias a que el hombre había eliminado o reducido de forma significativa uno de los elementos básicos de sus procesos ecológicos. «Incluso hay ecosistemas que se han extinguido como consecuencia de la eliminación del fuego como motor del mismo. Es el caso de las praderas altas americanas», subraya.

El reducir la tasa de incendios favorece la acumulación de biomasa y puede provocar incendios de mucha más intensidad y peligro

Los primeros países en adoptar medidas en favor del fuego fueron Estados Unidos, Canadá y México, queestablecieron quemas prescritas y controladas, para intentar emular «la tasa e intensidad de incendios naturales anterior a la perturbación antrópica». Aun así, con datos probatorios de lo cierto de sus conclusiones, sigue siendo, 60 años después, un tema controvertido social, e incluso los medios de comunicación, después de cada gran incendio anuncian a bombo y platillo la «catástrofe ecológica», cuando «lo único que hemos sufrido es una catástrofe humana y social, en pérdidas de vidas y propiedades», matiza el especialista de la universidad tinerfeña.
Las quemas en Canarias

No hay comentarios:

Publicar un comentario